Me convertí en el personaje olvidado de una fantasía oscura capítulo 2

Capítulo 2

Originalmente, él era solo un joven trabajador, sin habilidades o logros extraordinarios. Su único pasatiempo era jugar videojuegos, especialmente RPGs para un solo jugador. Se mantenía alejado de los juegos en línea para no sentir la diferencia entre él y quienes tenían más dinero y talento. Esto lo llevó a visitar con frecuencia sitios web de comunidades de videojuegos.

Aunque le gustaba ver videos y leer artículos de estrategia escritos por jugadores experimentados, lo que más le atraía a menudo era el poder descargar ilegalmente juegos pirateados. Sabía que estaba mal, pero su bajo ingreso le facilitaba el justificarse.

Así que hacer clic en una publicación titulada “DLC de juego raro, paquete completo de mods, primero en llegar primero en tenerlo” no fue nada fuera de lo común para él en ese momento.

[Aquilonia. Una fantasía oscura semi-mundo abierto, llena de traiciones, corrupción, rebelión y conspiraciones.]

La descripción despertó su interés, y las capturas de pantalla parecían prometedoras. Sin embargo, era un juego que ya no se vendía debido a problemas con el desarrollador. La publicación fue eliminada justo después de que descargara el enlace. Orgulloso de estar entre los primeros, lanzó el juego inmediatamente y planeó pasar todo el fin de semana jugando.

En Aquilonia, los jugadores podían elegir entre cinco clases: Caballero, Bárbaro, Mago, Explorador y Acólito. Los consejos típicos de la pantalla de carga mencionaban que en situaciones especiales, como peleas contra jefes, los jugadores podían recibir ayuda de otros personajes de usuario registrados en el servidor. Sin embargo, la conexión con el servidor no funcionó, probablemente porque el juego era una copia pirateada, o tal vez porque el servidor había sido cerrado.

De cualquier modo, sabía que debía afrontar todo solo. Así que eligió al Mago, un combatiente a distancia y la opción más sencilla para principiantes. Las características únicas de su personaje eran Intuición y Concentración. Puso la dificultad en medio y optó por la apariencia predeterminada y un nombre aleatorio. Así nació su personaje, Ian Hope.

… Debería haber planeado la estrategia que quería seguir antes de crear el personaje. Ian suspiró. Ya era tarde para arrepentimientos. En ese momento, estaba demasiado concentrado en el juego para pensar en eso.

Aquilonia era un juego bastante impresionante en general. Los gráficos estaban un poco desactualizados, pero tenían una atmósfera única. El combate era entretenido, basado en un árbol de habilidades diverso. Al ser un mundo semi abierto, los jugadores debían completar ciertas misiones para avanzar a la siguiente área, pero el juego no se sentía tedioso gracias al alto nivel de libertad, misiones secundarias y escenas que se podían saltar. Le gustaban particularmente las múltiples opciones que llevaban a finales oscuros y sombríos, apropiados para una fantasía oscura.

Sin embargo, el juego no era fácil. Los objetos no tenían restricciones de clase, pero requerían ciertas estadísticas para usarlos, a menudo con opciones aleatorias. En comparación con el extenso árbol de habilidades, los puntos de habilidad eran escasos. Las peleas contra los jefes eran especialmente desafiantes. Eligió habilidades y atributos según lo necesario, avanzando poco a poco.

La dificultad realmente aumentó en el capítulo cuatro. Incluso los monstruos comunes se habían vuelto difíciles de manejar, y un poco de farmeo de niveles no hacía mucha diferencia. Terminó buscando guías de estrategia y encontró una muy detallada escrita por un jugador experimentado. Era larga, así que solo leyó lo necesario. Poco a poco, se dio cuenta de lo difícil que era su situación.

El primer problema eran sus rasgos únicos. Intuición y Concentración no ayudaban mucho a un personaje que luchaba a distancia. En cambio, Afinidad Elemental, Linaje Mágico, Perspicacia, Pensamiento Paralelo o incluso Suerte y Reflejos habrían sido más beneficiosos. Su personaje estaba por detrás de otros magos del mismo nivel en cuanto a habilidades, especialmente en Inteligencia y Fortaleza Mental.

Esto era un precio por invertir más en Fuerza, Agilidad y Resistencia, necesarios para los encuentros en solitario. Para superar estas deficiencias, debía confiar en el control y en un poder de fuego abrumador.

La asignación de habilidades siguió el mismo principio. Enfocarse en un solo atributo en lugar de repartir puntos entre muchos era clave, así que solo aprendió las habilidades arcanas y comunes esenciales. Los puntos de habilidad eran muy valiosos, especialmente dada su falta de poder mágico y de recursos financieros. Esto a menudo significaba enfrentarse a jefes con muy buenas estadísticas, que idealmente se contrarrestaban con el farmeo de objetos y la reducción de resistencias enemigas.

Sin embargo, el problema más crítico eran sus elecciones en misiones y decisiones. Había perdido o saltado demasiadas misiones secundarias esenciales que otorgaban puntos extras de habilidad y estadísticas. Peor aún, al elegir deliberadamente las peores opciones, causó la muerte o corrupción de muchos personajes clave que deberían haber sido sus aliados. En resumen, Ian Hope era un personaje fracasado, sin forma aparente de revertirlo.

Afortunadamente, aún quedaba tiempo antes de que terminara el fin de semana. Decidió comenzar de nuevo, esta vez usando una guía y escogiendo una profesión más fácil. Sin embargo, enfrentó un dilema, pues solo había un espacio de personaje disponible, y abrir otro requería un pago que no podía permitirse. A regañadientes, eligió eliminar su personaje.

Fue entonces cuando apareció el mensaje de error.

[Eliminación denegada.]

¿Denegada, no es eso imposible? Mientras estaba atónito ante ese mensaje, aparecieron más ventanas emergentes.

[Los ◆◇◐◑ te están observando.]

[Los ◆◇◐◑ desean el fin del mundo.]

[Los ◆◇◐◑…]

Lo último que recordó fue el monitor parpadeando cegadoramente.

Cuando recobró la conciencia, se encontró tendido en medio de un pantano extraño, con la pantalla de la misión tutorial desde el inicio del juego frente a él.

—¡…!—Sorprendido por un ruido, Ian abrió los ojos de golpe y, por instinto, agarró la espada apoyada en la bañera, apuntándola hacia el intruso.

—¡Ah…!— Un grito ahogado escapó de ella. La sirvienta, que llevaba un balde de agua, lo había soltado por la sorpresa. El agua le salpicó las piernas y el vapor caliente se levantó.

—Yo… solo iba a cambiar el agua…— Su voz temblaba mientras la hoja se cernía cerca de su garganta.

—….—Ian observó en silencio cómo el miedo inundaba los ojos marrones de la sirvienta.

¿Sería porque recordaba algo que había pasado hace mucho tiempo? Una pregunta ancestral burbujeó en su mente: ¿Era ella realmente una persona o solo gráficos intrincados, considerando que este mundo se originaba en un juego?

—Parece que lo malinterpreté,— dijo Ian, guardando su espada.

—Lo siento….— La sirvienta dejó el balde, desplomándose aliviada. Temblaba visiblemente, con gotas de sudor en la frente.

Ian, al observarla, llegó a la misma conclusión que antes. Aunque todo esto fuera falso, no podía considerarlo más que algo real. Si los personajes eran así de realistas, no había mucha diferencia.

—Vaciaré el agua de la bañera por ti. — Ella se levantó, inclinándose sobre la bañera para sacar el tapón. Ian notó sus piernas enrojecidas, probablemente por el agua caliente.

—Disculpa lo de antes. Fue por instinto. Me han atacado muchas veces,— habló Ian con torpeza.

—Parece que has pasado por mucho,— dijo la sirvienta con una sonrisa comprensiva. Su voz ahora era más tranquila.

Ian se encogió de hombros, recordando el pantano donde había despertado por primera vez. Un lugar de enfermedades, refugiados, fugitivos, bandidos y criaturas malditas. Había pasado más de medio año en esa área del tutorial que antes había completado en sólo diez minutos. Fue suficiente para aceptar y adaptarse a su situación. El juego se había convertido en la realidad de Ian; los escenarios que antes había superado se reiniciaron, e irónicamente, se había convertido más que nunca en un personaje del juego.

—Traeré otro balde de agua. …Y esta vez, por favor no me intentes atacar.— La sirvienta se dio la vuelta con esas palabras.

Ian permaneció en silencio, perdido en sus pensamientos sobre el pasado. Recordó cómo había cambiado de un hombre común que le temía a las cucarachas a un mago despiadado que no dudaba en matar. Si no hubiera conservado los poderes y habilidades de su personaje, probablemente habría muerto hace mucho. Se preguntó por qué sólo su nivel y habilidades permanecían iguales cuando todo lo demás, como el tiempo y las misiones, se habían reiniciado. Parecía que alguien había arreglado las cosas para mantenerlo vivo. Era una ayuda extraña de quien sea que lo hubiera traído a este mundo.

‘Si tan solo me hubieran dado puntos en lugar de eso.’ Su problema principal seguía siendo el mismo. Ian Hope era un personaje destinado al fracaso. Ahora era lo suficientemente fuerte para derrotar a los locales sin necesidad de equipo, pero pronto volvería a estar indefenso. No podía esconderse en este pequeño pueblo para siempre. El tiempo avanzaba y las cosas sucederían, quizá incluso sin él.

Quedarse en esta tierra significaba que no podría escapar de lo que venía. Si no hacía nada, seguramente moriría. Este mundo era más grande que el juego, con enemigos más numerosos y fuertes, además de nuevos lugares, personas y monstruos. El punto sin retorno podría llegar antes de lo esperado. En realidad, estaba seguro de ello. Tal vez a finales del capítulo dos o a mitad del tres.

Estoy viviendo a tiempo prestado, pensó Ian. Soltó una risa vacía.

En el último año, no había subido de nivel en absoluto. Solo había ganado un poco de experiencia. La mayoría provenía de completar misiones y recibir algo de experiencia como recompensa. Probablemente porque los enemigos que enfrentaba eran demasiado débiles en comparación con él, como los kobolds o los vigilantes que había encontrado antes. Aún así, no todo era malo.

La historia se había reiniciado. Tenía otra oportunidad para completar misiones que ofrecían puntos extras de habilidad y atributos. También podía tomar decisiones diferentes a las que le habían llevado a los peores resultados. Además, los puntos que había ganado antes no habían desaparecido.

Tres puntos ganados hasta ahora en el capítulo uno… No está mal. Aunque convertirse en el mago definitivo según la guía estaba fuera de su alcance, aún había esperanza de llegar a un nivel que le asegurará sobrevivir. El mejor escenario sería mantener su ventaja actual el mayor tiempo posible.

Pero la vida nunca sale como se planea. Miró su tobillo hinchado junto a la bañera vacía. El problema era el hacha que lanzó el jefe kobold. Su habilidad Barrera Giratoria hizo que el hacha lo fallara, pero se lastimó el tobillo por la sorpresa. Era un nuevo patrón de ataque.

—Nuevos patrones, eh…— dijo Ian, casi burlón. Pensar que después de pasar por tanto, se había vuelto tan confiado. Tuvo suerte de que el único precio por una lección tan importante fuera un esguince de tobillo. Gracias a su alta resistencia, estaría mejor para la mañana.

La puerta se abrió lentamente y con mucho cuidado.

—No tengo una espada,— llamó Ian. Al oírlo, la sirvienta entró apresurada, cargando baldes de agua hirviendo. Parecía que intentaban hervirlo vivo.

—Disculpa la demora, héroe.— Ella hizo una leve reverencia.

—Soy mercenario, no un héroe,— dijo Ian.

—Pero salvaste nuestro pueblo,— respondió la sirvienta.

Técnicamente, no estaba equivocada. Pero ese pueblo estaba destinado a arder eventualmente.

—Solo vierte el agua.— Ian hizo un gesto de desdén. La sirvienta levantó el primer balde que había traído.

—…Dime si está muy caliente,— dijo la sirvienta. Comenzó a verter el agua lentamente, echándole miradas furtivas mientras fingía mirar hacia otro lado. Al observar más de cerca, sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas.

Fue entonces cuando se dio cuenta.

‘Ah, es porque estoy desnudo.’

Se había adaptado demasiado bien a esta edad oscura.

—No te hagas ideas raras,— dijo Ian.

—¿Yo? ¿Qué quieres decir? —La sirvienta se estremeció, sorprendida.

—Lo que dije. No dejes que tu imaginación se descontrole,— añadió Ian con calma.

En este mundo, ella podía ser considerada adulta, pero para él, la sirvienta pecosa parecía demasiado joven. ¿Tal vez quince, dieciséis años como máximo? Sentir algo más que cariño paternal hacia una chica tan joven era un delito en sí mismo.

—Yo… no pensé en nada,— dijo la sirvienta.

Era una pésima mentirosa. Tenía sentido. Habiendo visto solo borrachos desdentados que apestaban a alcohol, un cuerpo bien formado como el suyo debía ser una novedad para ella. Miró su propio cuerpo. Aunque era un mago, gracias a sus estadísticas de Fuerza y Resistencia, tenía músculos bien definidos. Un six-pack marcado, algo que nunca tuvo en la realidad.

Su Inteligencia y Fortaleza Mental también habían mejorado. Era más rápido y pensaba de manera más multidimensional que antes. Incluso con la mala distribución de estadísticas de su personaje, era bastante fuerte. Si hubiera asignado bien sus puntos, quizá habría sido casi un sabio iluminado.

—Oye, el agua se va a desbordar. — Ian finalmente levantó la mano.

La sirvienta, que parecía lista para añadir otro balde de agua, se levantó a regañadientes.

—¿Debo hervir más agua? — preguntó tímidamente.

—El agua está bien así. Prepara algo de comida. Me iré en una hora,— dijo Ian.

—¿Y después…?— preguntó la sirvienta.

Después de qué, pensó Ian.

—Nada. Vete,— dijo firmemente.

Su firme rechazo hizo que la sirvienta hiciera un puchero al darse la vuelta, pero no olvidó mirarle con una mirada desafiante en sus ojos.

—Ja….— Mientras Ian reía, las voces bulliciosas de los borrachos volvieron a llenar sus oídos.

Quizá hubiera sido mejor pedirle a la sirvienta que hablara en lugar de este ruido. Ian cerró los ojos y se sumergió hasta el cuello en la bañera, activando su habilidad Meditación nivel tres. Originalmente, esta habilidad arcana debía estar limitada al nivel uno.

Al día siguiente, Ian condujo al tabernero y a algunos jóvenes del pueblo de regreso al fuerte kobold, acompañados por un carro.

—Qué desastre… ¿Vertiste aceite y lo prendiste fuego o qué?— preguntó el tabernero.

El fuerte aún mostraba las cicatrices de la devastación de la noche anterior. Cuerpos carbonizados y cenizas, restos de cercas y chozas medio quemadas.

—¿Cuántos eran? ¿Planeaban fundar una nación?—

—De todos modos, al señor probablemente no le importa. Está muy ocupado con los preparativos de guerra.—

—El señor y los vigilantes. Tch. Pensándolo bien, se siente bien. Recibieron lo que merecían, esos bandidos.—

—Deberíamos haber pisoteado sus cadáveres en lugar de solo escupirlos.—

Las voces de los jóvenes del pueblo se apagaron cuando Ian se volteó a mirarlos. Habiendo presenciado la escena que él había creado, lo miraban con una mezcla de asombro y miedo.

—Como dije, su trabajo es simple,— continuó Ian con tono tranquilo. —Busquen en cada rincón y recojan cualquier cosa que les parezca útil.—

Traducido por: Mel

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