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<Capítulo 33>

Lee Shin estaba de pie frente a la cámara.

— Por dónde empezar… Creo que será mejor empezar desde el principio. Hace unos meses, cuando me metí en un lío y tuve que reflexionar sobre mis acciones, me encontré con un gremio. Era un gremio que, a pesar de su nombre de prestigio, tenía un aspecto bastante desolado.

— No sé por qué, pero me llamó la atención. Un gremio que, al igual que yo, cometía errores una y otra vez, fracasaba y se frustraba. Pero solo era arrogancia de mi parte. Este gremio no se rindió. Nunca se doblegó. Era cien veces más impresionante que yo, que siempre me rendía y huía. Aquel día me enamoré del gremio Mir.

— Ese fue el comienzo de mi viaje a Busan.

Eliminó por completo la provocación.

Moderó al máximo la dicción.

Una historia contada con una voz clara y sencilla.

Así, Lee Shin dejó de ser el alborotador nacional y se convirtió en un joven que se arrepentía de su pasado, un joven puro que fue a Busan solo para salvar un pequeño gremio, y finalmente, en un joven apasionado que se enfrentó al cártel de empresas corruptas.

— Pensándolo bien, todo fue extraño desde el principio. ¿Por qué cada distrito tenía un conjunto fijo de empresas con las que podía contratar? ¿Por qué ellos hacían las inspecciones que nosotros debíamos hacer? ¿Por qué nos proporcionaban como un favor la información sobre el proceso justo, el etiquetado de los ingredientes y otros detalles que deberían darnos por derecho propio? 

— Incluso yo, como novato, veía que esta era una estructura deformada. Así que hice preguntas, pero ellos, en lugar de responder, me dijeron que ‘no entendía cómo funcionaba el mundo’, que ‘lo bueno es bueno, ¿por qué eres tan estricto?’, y hasta se enfadaron conmigo, diciendo que yo era el que estaba abusando de mi posición.

De manera lógica y tranquila.

Pero detrás de eso, de forma emocional y apasionada.

Conteniendo sus emociones para expresar una ira tranquila.

— Mucha gente piensa que en la relación entre los gremios y los proveedores, los proveedores siempre son la parte débil. Pero estas empresas utilizan este marco para presionar a los gremios.

— Lo peor es que los gremios a los que atacan son gremios de la liga inferior, a los que pueden intimidar fácilmente. El más fuerte se aprovecha del más débil. Ellos se dedican a morder solo a los que son más débiles que ellos.

Un aspecto serio, diferente al habitual.

El peso que solo la verdad puede tener.

Poco a poco, la gente se dejó influenciar por el atractivo sin precedentes de Lee Shin (Encanto 101).

— Me atrevo a decir que todo está mal. Aunque sea joven y no tenga mucha experiencia social, sé distinguir lo correcto de lo incorrecto. Esto… no es… justo.

Finalmente, cuando la emoción llegó a su punto crítico.

El clímax de la historia.

Este es el momento en que Lee Shin estaba preparado para soltar las ‘lágrimas’.

Simulando agarrarse el pecho, rompió el pergamino que lleva en el bolsillo interior.

— Está mal. Está muy mal…

Náuseas y mareos.

Lee Shin se agarró la cabeza y la inclinó hacia abajo.

Para un tercero, parecía que no podía controlar su cuerpo debido a una tristeza demasiado grande.

Labios apretados, barbilla temblorosa.

Era penoso verlo.

Parecía que colapsaría si lo tocabas.

Y finalmente.

Ploc

Una lágrima rodó por su mejilla.

Cuando una sola lágrima se abrió paso, la presa que contenía sus emociones se rompió como una cascada.

Su última palabra, apenas audible entre sollozos.

— Los errores deben corregirse.

Ese fue el final.

Así concluyó el episodio ’24 Horas: Errores que deben corregirse’ de SBC que pasaría a la historia como una leyenda.

Pero…

Ese fue solo el comienzo.

* * *

Índice de audiencia 20,1%.

Hoy en día, con el cable y OTT ganando terreno, era una suerte ver incluso un 10% de rating, pero un aburrido programa de denuncias que ni siquiera era de entretenimiento ni drama superó el 20% de audiencia.

Era natural que las demás cadenas de televisión estuvieran desconcertadas.

Es como si a un vecino le tocara la lotería; el éxito de la competencia era envidiable.

— ¡Miren esto! ¡Que se les graben en los ojos! Un programa de investigación con 20.1% de rating. ¿Y nuestros programas de fin de semana? 7.3%. ¿Cómo es posible que no hayamos invitado a Lee Shin?

— … De verdad me pregunto qué han estado haciendo los grandes y gloriosos empleados de KBC mientras SBC lograba estos números. No daré más vueltas. Traigan a Lee Shin.

Lee Shin, Lee Shin y más Lee Shin.

Y no era para menos. La escena en la que Lee Shin derramaba lágrimas en el especial ’24 Horas’ había registrado un pico de audiencia de 31% por minuto. ¡Y en menos de un día, el clip se había viralizado en las redes sociales con millones de vistas!

Era evidente quién era la estrella de ese especial.

Mientras las televisoras se enfocaban en los números, el público se conmovía con las lágrimas de Lee Shin.

¿Lee Shin llorando?

¡Me parte el alma! Lee Shin, ¡no llores!

Maldita sea, nunca pensé que este tipo, que parecía invencible, terminaría así de golpeado… 

Independientemente de si me gusta o no, ver a este rebelde sin causa llorar fue un shock.

Maldita sea, Busan es el infierno. ¿Qué es esta mierda de cárteles en pleno siglo XXI?

Soy de la industria y… esto no es solo un problema de Busan, pasa en todo el país… Este tipo de ilegalidades se consideran ‘prácticas habituales’ y siguen ocurriendo…

Lo sabía, tarde o temprano iba a explotar. Por eso las grandes empresas no quieren invertir en las regiones. Los cárteles son demasiado poderosos.

¿Y los gobiernos locales no hacen nada?

Desde los youtubers, los más sensibles a las tendencias, hasta los periódicos en busca de sensacionalismo.

– Gente, ¿vieron a Lee Shin llorando? Esto huele a gaslighting…

– Hoy hablaremos de la corrupción arraigada en las provincias…

Las empresas de periódicos que olfatearon el dinero.

[Los sobornos disfrazados de ‘prácticas habituales’]

[El alcohol vale más que un contrato: así se encubre la ilegalidad]

Y, por supuesto, las demás televisoras que se morían de envidia por el éxito de SBC:

[Especial de KBC: <La realidad de las mafias locales>]

[Especial de NBS: <Las cámaras lo saben todo> Desmantelando la corrupción]

Las lágrimas de Lee Shin se convirtieron en una tendencia imparable, en una opinión pública irrefutable, en un incendio que consumió internet.

Y finalmente, llegó a su destino final.

Yeouido.

* * *

El fiscal general, sentado en su escritorio, golpeó la mesa con un periódico enrollado y dijo:

— ¿Qué vamos a hacer con esto?

— …

— …

Una forma de preguntar desconcertante, cortando por lo sano y yendo directo al grano. Sin embargo, los fiscales presentes eran sus subordinados directos.

A partir de unas pocas palabras entrelazadas en un periódico, lograron captar el tema de la conversación.

[ …absurdo… anacrónico… ]

Absurdo, anacrónico, y si a eso le sumaban el tema más candente del momento, la respuesta era obvia.

— Si se refiere al caso del escándalo de los sobornos en las licitaciones, estamos trabajando en ello. 

— Dado el gran interés público, estamos llevando a cabo una segunda y tercera verificación para asegurarnos de que no haya ningún detalle que se nos escape. Por eso está tomando un poco más de tiempo.

— Chicos, ¿vamos a seguir dando vueltas con esto? ¿De verdad tengo que ser yo quien diga abiertamente que están retrasando todo para proteger sus intereses?

— ¡Lo sentimos!

— ¡Lo corregiremos!

Los fiscales inclinaron profundamente la cabeza ante la suave reprimenda del fiscal general.

El ‘escándalo de los sobornos en las licitaciones de Busan’ ahora se había convertido simplemente en ‘escándalo de los sobornos’, sin mención a la ubicación. En pocos días, un caso de corrupción que inicialmente estaba confinado a una región específica se había convertido en un asunto de interés nacional gracias a la atención de los medios.

Ahora que la situación había crecido a tal magnitud, era inevitable que la fiscalía actuara con cautela. Especialmente para aquellos como ellos, que ocupaban posiciones de ‘superior’ y tenían intereses en juego.

En ese sentido, estaban atrapados. Y para empeorar las cosas, tenían como superior a un hombre conocido por su obsesión por la autoprotección y su reputación inmaculada dentro del cuerpo de fiscales.

— Chicos, ¿les he dicho alguna vez que no me gusta que se metan algo en el bolsillo? Mientras lo hagan con moderación, hago de la vista gorda. Los estoy ayudando a ustedes, que están lejos de casa, ¿quién más lo haría? ¿Eh?

— Tiene razón.

— ¡Así es! 

— No entiendo por qué están perdiendo el tiempo. Los estoy ayudando a asegurar su futuro, pero ahora no es el momento de esperar

Los ojos normalmente suaves del fiscal general brillaban con una intensidad amenazadora.

— ¿Escuchan la radio? La escucho todas las mañanas. No paran de hablar de este caso. Incluso hicieron un programa especial. Y esta mañana, mi hija me preguntó qué estaba pasando

— Bueno, Superior, no creo que tengamos que dejarnos influenciar por la opinión pública…

— Es cierto. Con el tiempo, todo se olvidará…

— ¿Y si surge algún problema? ¿Ustedes se harán responsables?

— …

— …

Aunque se tratara de una región remota, ¿cómo podría ser posible que la fiscalía no estuviera al tanto de una corrupción de tal magnitud?

Si se descubría, sería una catástrofe para la fiscalía. Si sabían y no hicieron nada, serían acusados de corrupción; si no lo sabían, sería prueba de su incompetencia. Era una situación sin salida.

— Entiendan la gravedad de la situación. La gente está empezando a hablar. Dicen que estamos encubriendo algo. Si seguimos así, la culpa caerá sobre nosotros.

— …

— Me gustaría darles más tiempo, pero ya no es posible. Hay que avanzar con esto y luego nos ocupamos de los que se vean afectados. ¿Entendido?

— Entendido.

— Bien. Hagámoslo bien.

Viendo cómo sus dos subordinados se marchaban, inclinando profundamente la cintura como si recibieran una orden de desalojo, parecía que el asunto había llegado a su fin.

Sin embargo, fue justo en ese momento cuando la expresión del fiscal general, que se había quedado solo, cambió notablemente.

— Joder…

Una palabrota bastante vulgar para salir de la boca de alguien que acababa de regañar cortésmente a sus subordinados.

Pero era comprensible.

En ese momento, el fiscal general estaba acorralado.

— ¿Cómo diablos lo supo?

La historia comienza unos días antes.

Recibió una llamada telefónica mientras disfrutaba de su tiempo libre en el estudio después de una cena familiar un sábado por la noche.

– Hola. ¿El fiscal general Kim Cheol-joong? Encantado de conocerlo. Soy Lee Shin, CEO del gremio Mir. ¿Ha cenado?

Sí, Lee Shin.

Este tipo fue el comienzo de todo el problema.

Lee Shin, que hacía unos días derramaba lágrimas de pena en la televisión, ahora lo amenazaba con un cuchillo en la lengua.

– Hace mucho calor últimamente, ¿no? El fiscal general, seguro que se habrá llevado una buena tajada de la nueva autopista que estamos construyendo, ¿verdad?

– ¿Hmm? ¿Aún no se ha quitado la máscara?

Así es.

Aunque todos pensaban que el fiscal general era intachable, si se quitaba la máscara, la historia cambiaba.

En realidad, era un ambicioso que ocultaba cuidadosamente su verdadera naturaleza mientras aspiraba a llegar más alto.

– Le deja los pequeños peces a otros mientras trata con peces gordos como Lee Do. Tiene un buen sentido. Es más fácil de calcular.

– ¿Qué? ¿Amenazas? Fiscal general, me subestima demasiado. ¿Qué tipo de amenaza sería esa? A decir verdad, en la Fiscalía, ¿cuántos personas hay que no hayan recibido dinero del Grupo Lee Do?

– Pero…

Sin embargo.

Lo que Lee Shin dijo a continuación le heló la sangre.ñ

– El hecho de que también hayas hecho tratos con Kirin es otro problema, ¿no?

Hay una regla no escrita.

Los que hacen tratos con Lee Do no hacen tratos con Kirin. Y viceversa. Estos dos grupos rivales, que eran los líderes de la industria, tenían una clara identificación de amigos y enemigos, y ambos lados eran famosos por castigar a quienes rompían esta regla no escrita.

Entonces se dio cuenta.

De quién era este joven.

El nieto mayor de Lee Sang-byeok, el Dios del dinero de Lee Do.

– Parece que no cualquiera puede ser fiscal general. Sabía que eras ambicioso, pero tienes agallas de acero.

– ¿Cómo lo supe? Sale en la historia, el fiscal general intenta tantear el terreno y luego lo despiden por un asunto de… Ah, se me olvidó, olvídalo.

Sintió una emoción que había olvidado, pero que una vez había anhelado desesperadamente.

Eso era…

– No voy a alargarlo. Asegúrense de investigar a fondo el escándalo de suministros que acaba de surgir. A FONDO. Si lo hacen, no tendé que mencionar esto de nuevo.

Una brecha de nivel.

Una brecha insalvable, a la que no podía llegar a pesar de todos sus esfuerzos.

Existía entre Lee Shin y él.

 

 

[La espada grande se desenvaina. ‘Debemos examinar minuciosamente el cartel de suministros.’]

A partir de ese día, el problema de los suministros tomaría un nuevo rumbo.

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Chapter 33

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