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<Capítulo 24>

Así, mientras Lee Shin exasperaba a Chae Dong-ha solo con sus expresiones, finalmente llegaron al salón de subastas.

Todas las miradas se concentraron en él. Sin exagerar, absolutamente todos los ojos estaban puestos en Lee Shin.

Los presentes, con los ojos fijos a través de las rendijas de sus máscaras, no dejaban de mirarlo. Lee Shin saludó a todos con su característica sonrisa inocente.

— ¿Le gustaría que le expliquemos las reglas de la subasta?

— No es necesario. Pero tenemos algo de lo que hablar entre nosotros. ¿Podrían darnos un poco de espacio?

— Entiendo.

Los empleados se retiraron con una clara expresión de decepción en sus rostros, y una vez que Chae Dong-ha se aseguró de que nadie los estuviera mirando, rechinó los dientes.

Lee Shin sonrió levemente ante su expresión y abrió la boca.

— ¿Por qué estás haciendo berrinches otra vez? Qué lindo.

— ¡Berrinches! ¡¿Berrinches dices?!?

— Vamos, tranquilízate. Vine aquí con un plan. Dame ese catálogo.

— ¡CEO!

Lee Shin se sentó en el lujoso sofá de color negro carbón, cruzó las piernas y abrió el catálogo.

— Sócrates dijo: ‘Conócete a ti mismo’.

— ¿Por qué mencionas a Sócrates de repente?

— ¿No sabes de autoevaluación? Yo me conozco muy bien. ¿Crees que es posible que tenga una estrategia que ni siquiera un comandante de nivel SSS pueda imaginar?

— Eso… Es…

— En realidad, pensé en algunas. Jeje.

— ¡¿Estás bromeando?!

¿Qué tipo de juego estaba jugando?

Chae Dong-ha bufó.

Sin embargo, Lee Shin, con los ojos aún fijos en el catálogo, continuó la conversación con un tono suave.

— Conozco mis límites y mis fortalezas. La estrategia y la táctica se me dan bien, pero no soy el mejor.

— ¿Qué tiene eso que ver con las compras?

— Oh, aquí vamos.

— ¡CEO!

— Velo por ti mismo.

— ¡Ah!

En el instante en que Lee Shin hizo un guiño para exasperar a Chae Dong-ha, las luces del salón de subastas se apagaron.

Las luces del escenario se encendieron y una presentadora, vestida con un elegante traje A-line que revelaba su figura, salió al frente del escenario y saludó.

Después de una breve presentación, la subasta finalmente comenzó.

El primer artículo fue un abrigo de visón.

— La primera ronda es solo para calentar. Como siempre, es un artículo no identificado. ¡Puede ser desde normal hasta único! ¡Las posibilidades son infinitas! ¡Prueben su suerte!

En otras palabras, una apuesta.

¿Sería un artículo normal de unos pocos millones de wones o un artículo único que valdría varias casas?

Sin embargo, la gente dudó al ver el abrigo de visón con demasiadas perlas, propio de una rica señora.

Aunque no parezca gran cosa, la apariencia es un factor importante.

Si bien el rendimiento sea importante, se espera un cierto nivel de ostentación en un artículo de varios cientos de millones de wones.

En ese sentido, ese abrigo de visón fue descalificado.

Cuando el interés general decayó y el ambiente se enfrió, el presentador hábilmente revitalizó la atmósfera.

— Solo para agregar un poco más de información, nuestros experimentados tasadores han emitido un veredicto de ‘imposible de evaluar’. ¡Esto significa que podría ser un artículo de muy alto nivel!

— ¡Oh…!

Ante esta información crucial, se escucharon exclamaciones de asombro por todas partes.

El nivel de un artículo y la dificultad de su evaluación suelen ser proporcionales.

A pesar de su diseño anticuado, si las palabras del presentador eran ciertas, se trataría sin duda de una apuesta con altas probabilidades.

Ahora había una razón. Una razón para gastar dinero.

Los ojos que se habían enfriado hace un momento comenzaron a brillar como por arte de magia.

Todos agarraron las paletas y esperaron el comienzo de la puja.

— Empecemos con 10 millones de wones.

En línea con la señal del presentador, las paletas se levantaron una tras otra.

20 millones, 30 millones, 70 millones, ¡y finalmente, 100 millones!

El precio aumentaba vertiginosamente, y un calor intenso envolvió la sala de subastas.

Sin embargo, con la aparición de Lee Shin, el calor de la sala de subastas se desvaneció como por arte de magia.

— Mil millones.

Lee Shin.

El Dios del dinero apareció.

— Mil millones, ¿nadie más?

* * *

¿Por qué de repente me vienen a la mente viejos recuerdos?

Aquellos días en los que viajaba en un autobús abarrotado por la mañana para ir al trabajo. Pensándolo bien, trabajaba como un perro.

Noche tras noche tras noche de horas extras… mi cuerpo gritaba de dolor, enviando señales de peligro como ‘¡Me estoy muriendo! ¡Me estoy muriendo!’, pero yo simplemente me metía cafeína como si fueran analgésicos y seguía adelante.

Mi jefe, un inútil, en lugar de quedarse quieto, era tan enérgico que causaba todo tipo de problemas, y yo tenía que encargarme de arreglar el desastre. Ni siquiera los fines de semana eran míos.

Ahora que lo pienso, me llamaron mientras jugaba. ¡Ja!

En fin, con tanto esfuerzo, mi salario mensual era de unos 300.

Sin embargo, en solo dos horas de subasta, Lee Shin ya había gastado más de 4000 millones.

Quiere decir que, incluso si hubiera trabajado el doble, durante toda mi vida, no habría podido reunir esa cantidad de dinero que él gastó en solo dos horas.

El estado de ánimo de Lee Shin se volvió extraño.

Mucha gente decía que había cosas más valiosas que el dinero, que demasiado dinero hacía infeliz a la gente, que la felicidad no se podía comprar.

Por eso se sentía extraño.

— Este es un artefacto de subespacio puede almacenar hasta 500 dagas arrojadizas.

— ¡500 millones!

Todo es una tontería.

Nada más que mentiras…

* * *

La sala de subastas se había vuelto gélida.

— A continuación, presentaremos el ‘Elixir de Amplificación de Víbora’. Para aquellos que no lo sepan, la víbora…

— 200 millones.

El hijo de un sólida empresa de tamaño medio y el hijo de un maestro de gremio.

— Y ahora, presentaremos un artículo muy famoso. El collar de perlas ‘Pearl Eye Necklace’, una joya perfecta para todos los magos…

— 500 millones.

Un anciano y adinerado influyente local, y un concejal municipal obsesionado con las posesiones materiales.

— Un par de pulseras que aumentan la tasa de rotación de la energía mágica interna…

— 300 millones.

Todos los pesos pesados de Busan se quedaron callados. Ni siquiera pudieron abrir la boca.

Había muchas razones por las que estas personas vinieron aquí.

Simplemente porque el artículo que querían salió a subasta.

O la sensación de privilegio que brinda esta posición y el hecho de ser incluido en la comunidad.

O tal vez para satisfacer su vanidad al pagar sumas de dinero que un asalariado nunca podría soñar en toda su vida, mientras se codean con socios y escuchan frases como ‘¡Wow, qué impresionante, señor!’ o ‘¡Tan genial!’.

Sin embargo…

Como si tuviera un ojo especial para las cosas útiles, Lee Shin se llevó las mejores cosas.

¿Sentido de privilegio? ¿Comunidad? Lee Shin no era consciente de esas cosas, pero aún si lo fuera, no le importarían.

Lo siguiente es la vanidad…

Aquellos que codician las cosas solo para presumir.

El nieto mayor de la familia Lee. Un miembro de la realeza nacido en una de las familias más ricas.

La existencia de Lee Shin era en sí mismo un alarde.

Esa es la esencia del personaje ‘Lee Shin’ creado por Lee Shin, el único jugador veterano de este mundo.

— ¡300 millones!

— ¡600 millones!

— ¡Mil millones de wones!

Conócete a ti mismo.

Lee Shin se conoce mejor que nadie.

En este mundo, era el manual perfecto.

Incluso sin verificar con una ventana de estado, conocía el grado, las opciones y las ‘historias’ ocultas de esos artículos.

Ese es el motivo por el que Lee Shin logró convencer ak Rey de la montaña, un comandante de clase SSS.

Si él dice que lo mejor es lo máximo, entonces realmente lo máximo es el límite.

Si fuera una interfaz dentro del juego, no habría otras opciones.

Al menos no en términos de ‘estrategia y táctica’.

Entonces.

Tenía que cambiar su enfoque.

No una estrategia o táctica, sino una forma que solo él, Lee Shin, pudiera usar.

El tema que Lee Shin tiene, la fortaleza que Lee Shin tiene.

El encanto fuera de lo común y otras armas que Lee Shin posee.

Y eso es…

Es el poder abrumador de esta tarjeta negra ilimitada.

— ¡700 millones!

Así, cuando la subasta terminó y Lee Shin salió de la sala de subastas, el monto total que gastó fue de 15.700 mil millones de wones.

— … Es increíble. Así que comprar cosas tiene este significado.

— ¿Qué piensas? ¿No es bastante divertido?

— No sé si es divertido, pero estoy emocionado.

— ¿Por qué?

— ¿Qué compraremos la próxima vez?

— Jajaja. Puedes esperarlo con ansias.

Sería mucho mejor de lo que pudiera imaginar.

El Rolls-Royce dejó atrás el mercado negro mientras el amanecer se acercaba.

* * *

Escuela secundaria Gwangil.

En el fondo del aula, lejos del bullicio y las risas de sus compañeros, había un chico.

— Oye, tu novio está allí.

— ¿Quieres morir?

— Jajaja, ¿lo viste? ¡Se cayó! Ese gif es lo más gracioso.

Estatura baja, hombros encorvados, cabello desaliñado y gafas gruesas.

Sentado en una esquina oscura, exhalando un aura de melancolía en medio de un aula vibrante, estaba Park Subin.

Irónicamente, era el novato más codiciado del prestigioso Gremio Mir, y en quien todos los ojos estaban puestos.

— ¿En qué se basa? ¿Con ese talento quiere ser cazador? Mejor que estudie.

— Ni siquiera puede estudiar.

— ¿No es mejor que caerse?

— Cierto.

— Jajaja.

— Jajaja.

Envidia, celos, desprecio y burlas. Una avalancha de emociones negativas se dirigía hacia Su-bin, quien, con la cabeza apoyada en el escritorio, intentaba ignorarlas.

Era evidente. En esa clase, Subin no tenía aliados. De hecho, a excepción de su familia, nunca había tenido a alguien a quien llamar amigo.

Desde que nació, había sido enfermizamente tímido. En una era donde el instinto prevalecía sobre la razón y la fuerza sobre la ley, su timidez innata lo convertía en una presa fácil. Desde la primaria hasta la secundaria, e incluso después de su despertar, había sido objeto de bullying.

— Oye, ¿no era famoso? Dicen que despertó muy rápido y que muchas guild lo querían. ¿Por qué es así?

— Jajaja, es una historia divertida. Escuché que balbuceó en la entrevista y lo rechazaron.

— Algunos pagan cientos al mes para ir a academias y despertar. Y este imbécil se cree el rey del mundo solo por despertar por su cuenta.

— Si despertara ahora, sería mejor que él, ¿no?

A Su-bin también le disgustaba su propia timidez.

Odiaba su incapacidad para hablar y perder oportunidades por su debilidad. Y lo peor de todo era no poder decirles a esos que ae burlaban de él: ‘¡Qué les importa a ustedes lo que yo haga!’.

Tal vez por eso había aceptado la mano que Lee Shin le extendió aquel día.

– Tu potencial es real. Yo lo veo.

Tenía confianza. Estaba lleno de confianza.

Tenía una apariencia irreal, como sacada de un manga, y sus ojos brillaban con convicción.

Una persona desbordante de encanto. Todo lo contrario a él.

Park Su-bin pensó.

Si acepto la mano de esa persona tan brillante… ¿Podré cambiar?

A pesar de temer volver a ser herido, sentía instintivamente que aquella era su última oportunidad para cambiar su miserable vida.

Así que reunió todo su valor y aceptó.

Y se esforzó al máximo.

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[El gremio Mir anuncia el debut de Park Subin, el cazador más joven a los 16 años. Sin embargo, aún hay mucho por mejorar…]

* Park Su Bin (Nota: 1.8)

Nada preparado. Un defensor incapaz de desplegar un escudo decente.

Es más un aprendiz que un jugador prometedor. Tan insignificante que nadie se daría cuenta si fuera eliminado. No entiendo por qué se esforzaron tanto para hacerlo debutar…

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El resultado: fracaso.

Solo aumentaron las burlas. Nada cambió.

¿Será que no puedo? ¿Soy solo un inútil?

En el instante en que su último esfuerzo,, se derrumbó, Park Subin también se derrumbó. Cayó al borde del precipicio.

Ya no le quedaba nada.

Los ojos de Park Subin se oscurecieron.

 

Sin embargo…

En ese momento.

Un rayo de luz brilló en los ojos ensonbrecidos de Park Su-bin.

— Chico, ¿estás frustrado?

— ¡¡!!

La pared de un camión estacionado junto a la puerta principal de la escuela se abrió, y junto con un humo de hielo seco de baja calidad, sonó una música de entrada infantil que podrías escuchar en una caricatura.

¿Qué? ¿Qué está pasando?

Los niños corrieron hacia el vehículo con sus teléfonos en mano.

— ¡Hermano, las luces, las luces, rápido!

— Espera un minuto… ¡Lo encontré!

Unas luces iluminaron el lugar.

¡Un hombre atravesó el humo e hizo su entrada!

— ¡Soy Lee Shin, y he venido a salvarte!

Un brillo apareció en los ojos sin color de Park Subin.

La luz del absurdo.

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Chapter 24

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