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Capítulo 65: Él es un hombre peligroso
Belvar, que había permanecido en silencio durante un tiempo, apretó los dientes hasta que sus muelas crujieron.
El momento en que tomara la mano de Daniel significaría traicionar al príncipe.
Estaría negando por sí mismo la legitimidad imperial que la familia Bahartrante había protegido durante generaciones.
Por las creencias que su padre y sus antepasados habían mantenido, podría haber entregado su vida en cualquier momento.
‘¿Pero qué hay de mi familia? ¿Qué culpa tienen ellos?’
Para Belvar, los lazos de sangre eran tan importantes como sus convicciones.
Era natural.
Después de todo, antes que ser el cabeza de la familia, era un padre.
Conocía bien los sueños que tenían sus hijos adultos y los esfuerzos que estaban haciendo.
No podía destruir su brillante futuro solo por mantener sus convicciones.
‘¿Qué debo hacer…?’
La vista de Belvar tembló mientras sentía un dolor de cabeza por su continua agonía.
Belvar lo sabía. Esto no era una simple amenaza.
Este demonio frente a él sin duda llevaría a cabo una masacre si las negociaciones fracasaban.
Lo podía ver en esos ojos indiferentes y en esa sonrisa carente de humanidad que mostraban la crueldad de Daniel Steiner.
Así que Belvar tenía que tomar una decisión en este momento.
“Yo…”
Pero las palabras no salían fácilmente.
Las palabras que subían por su garganta se dispersaban antes de poder salir de su boca.
Convicciones y familia.
Ninguna de las dos era algo que pudiera abandonar fácilmente.
Como si no le gustara esto, Daniel comenzó a hablar lentamente.
“…Duque. ¿Acaso todavía piensa que esto es una negociación entre iguales?”
Daniel dejó escapar una suave risa como si fuera absurdo.
“Esto no es más que un acto de gracia y bondad que Su Alteza la princesa y yo estamos otorgando a la familia Bahartrante.”
En la mente de Belvar, estas palabras se interpretaban como ‘Y aún así estás dudando sin conocer tu lugar’.
Mientras Belvar temblaba, Daniel chasqueó la lengua como si sintiera lástima y negó con la cabeza.
“Incluso después de volver al pasado, pretende cometer el mismo error. No lo detendré. Entonces, gran Duque Belvar de la casa Bahartrante, espero que disfrute de la destrucción que se avecina.”
Justo cuando Daniel dijo esto y estaba a punto de levantarse,
Belvar se inclinó repentinamente y agarró la mano de Daniel.
Le había invadido el terror de que todo sería irreversible en el momento en que Daniel se fuera.
“…”
“…”
Un frío silencio fluyó entre los dos.
Daniel ni apartó ni correspondió al agarre de Belvar que lo sujetaba.
Era una señal de que quería oír la sinceridad de sus propios labios.
“Cooperaré…”
Las lágrimas se formaron en los ojos inyectados en sangre de Belvar.
Cerrando los ojos con una sensación de derrota, Belvar dijo entre sollozos:
“Cooperaré… haré lo que digan…”
Solo después de escuchar esta confirmación, Daniel finalmente correspondió al agarre de la mano de Belvar.
Mientras lo hacía, con su otra mano sujetó suavemente el hombro de Belvar.
“Como esperaba. Sabía que el Duque tomaría una decisión sabia. Ahora que ha aceptado nuestra propuesta, la casa Bahartrante no tiene ninguna conexión con este asunto.”
La mano que sujetaba el hombro de Belvar apretó ligeramente.
“Además, usted nunca estuvo del lado de Su Alteza el príncipe. Ni hasta ahora, ni en el futuro. ¿Ha entendido mis palabras?”
Apretando los dientes y sollozando, Belvar no pudo articular palabra.
Daniel, mirando con aparente pena esta imagen de Belvar, retiró la mano de su hombro y dijo:
“Si ha entendido, asienta con la cabeza.”
Belvar, dominado por emociones sin precedentes, asintió casi temblando.
Al ver esto, Daniel terminó el apretón de manos con expresión satisfecha y se levantó.
“Muy bien. Me aseguraré de informar a Su Alteza la princesa sobre su decisión.”
Después de ajustarse la ropa, Daniel se volvió hacia Hartmann, que estaba de pie cerca.
“Teniente Coronel Hartmann. El asunto está concluido, así que deberíamos retirarnos. No debemos seguir causando molestias al Duque.”
Hartmann, que había estado observando todo desde atrás, asintió algo aturdido.
Solo entonces Daniel se dirigió hacia la salida de la sala de recepciones.
Hartmann también salió siguiendo a Daniel y echó un vistazo alrededor.
Después de confirmar que no había nadie en el pasillo, Hartmann observó el perfil de Daniel.
Su rostro cansado ya no mostraba esa apariencia demoníaca de hace un momento.
Daniel, aparentemente relajado, dejó escapar un suave suspiro.
“Es un alivio. Si el Duque Belvar hubiera rechazado la propuesta, podría haberse convertido en una batalla difícil.”
Esto causó una sensación de extrañeza.
Hartmann, después de un momento de incomodidad, habló:
“Es sorprendente. Para ser honesto, pensé que el Duque Belvar no aceptaría la propuesta.”
“Yo también tenía mis dudas. Es un alivio que la actuación haya funcionado.”
Las cejas de Hartmann se fruncieron al escuchar las palabras de Daniel.
‘¿Actuación?’
¿Realmente se podía considerar eso como actuación?
Desde el punto de vista de Hartmann, sería más apropiado decir que se había filtrado su verdadera naturaleza oculta.
Aunque para Daniel sí era una actuación.
Por supuesto, con el matiz de ‘ejecutada desesperadamente para sobrevivir’.
‘Si no hubiera logrado someter al Duque Belvar, yo habría muerto.’
Mientras se sentía secretamente aliviado de que todo hubiera salido bien, Hartmann tosió ligeramente.
“En fin, buen trabajo. Yo me encargaré de informar a Su Alteza la princesa, así que ve a descansar primero.”
Daniel, mirando a Hartmann con cierta sorpresa, asintió levemente.
“Agradezco su consideración. Así lo haré.”
Después de esto, ambos caminaron por el pasillo de la mansión en un silencio incómodo.
Para ser precisos, el único incómodo era Hartmann.
Porque hoy, más que nunca, la figura de Daniel Steiner que caminaba delante le parecía aterradora.
***
Hartmann, después de despedirse de Daniel frente a la mansión, se dirigió directamente al palacio imperial.
Al llegar al despacho de Selvia y tocar la puerta, se escuchó una voz desde dentro indicándole que entrara.
Cuando Hartmann entró y saludó militarmente, Selvia levantó la vista de los documentos que estaba redactando.
“…¿Oh? ¿Y el Mayor Daniel?”
“Como parecía cansado, le dije que se adelantara.”
“¿Se adelantó? Es decir, ¿Cuándo le dijo que se adelantara, realmente se fue?”
Ante la insistente pregunta de Selvia, Hartmann bajó la mano algo confundido.
“¿Su Alteza? ¿Acaso estaba esperando al Mayor Daniel?”
“¿Eh? Eso…”
Como si hubiera sido descubierta, Selvia se sonrojó y de repente tosió nerviosamente.
“¡Cómo podría ser eso! Tampoco tenía tantas ganas de verlo. Más importante, ¿Cómo fue la negociación?”
“Se logró con éxito. A cambio de no investigar los crímenes de la casa Bahartrante, acordaron retirar su apoyo a Su Alteza el príncipe.”
La boca de Selvia se abrió con asombro al escuchar las palabras de Hartmann.
No podía creer que ese viejo zorro testarudo se hubiera rendido con una sola negociación.
“…¿Es verdad? ¿Qué el Duque Belvar se inclinó ante mí?”
“Así es. Gracias al esfuerzo del Mayor Daniel.”
Selvia no pudo evitar admirarse internamente al escuchar que Daniel había logrado la negociación.
Ya había logrado un mérito extraordinario con el arresto de la organización privada del príncipe, y ahora, al someter al Duque Belvar, prácticamente había puesto fin a la lucha por la sucesión.
Una delgada sonrisa se dibujó en los labios de Selvia mientras dejaba escapar una suave risa.
“De repente, mi querido hermano se ha quedado sin brazos en los que apoyarse. Pobre hermano mío. Ahora mismo debe estar gritando de frustración.”
Selvia, segura de su victoria, guardó su pluma en el estuche que tenía al lado y lo cerró.
“Y bien.”
Los ojos afilados de Selvia miraron de reojo a Hartmann.
“¿Qué clase de persona le parece Daniel Steiner, Coronel?”
Le pedía su opinión ya que había presenciado de cerca cómo Daniel llevó a cabo la negociación.
Esta era también la razón fundamental por la que Selvia había asignado una escolta a Daniel.
Como princesa, era natural que quisiera saber si podía mantenerlo como uno de sus confidentes más cercanos.
“Daniel Steiner es uno de los individuos más capaces que he conocido. Sin embargo…”
Hartmann hizo una pausa antes de responder a la pregunta de Selvia.
“…también es una persona peligrosamente impredecible.”
Cuando Hartmann evaluaba las cualidades de un colaborador, se centraba en la táctica, la estrategia y la política.
Debido a la naturaleza de la Guardia Imperial, que operaba en el sistema institucional más que en el campo de batalla, Hartmann priorizaba la política entre las tres habilidades.
Después de todo, aquellos hábiles en táctica no pueden vencer a los expertos en estrategia, y los estrategas no pueden superar a los versados en política.
Entonces, ¿Qué hay de los expertos en política? Al encontrarse con rivales políticos, suelen evitar el uso de la fuerza y buscar el equilibrio.
Pero Daniel Steiner era diferente.
¿No había sometido completamente al Duque Belvar, quien podría convertirse en su rival político, bajo el pretexto de ‘ayudar a la princesa’?
‘Debe ser que no puede perdonarlo. El hecho de que el Duque Belvar lo atacara…’
Era evidente que sentía una intensa ira hacia el Duque Belvar, quien había intentado inculparlo de espionaje usando la Oficina de Seguridad.
Sin embargo, la ira de Daniel no era como un fuego ardiente, sino como un veneno que fluía silenciosamente.
No parece poderoso a simple vista, pero es más peligroso de lo que aparenta, y un solo sorbo causa un dolor insoportable.
Y frente a quien ha bebido ese veneno, Daniel Steiner sonríe y dice:
Tengo el antídoto, así que negociemos.
Ese era Daniel Steiner desde la perspectiva de Hartmann.
“Por lo tanto, Su Alteza…”
Hartmann, recordando a Daniel conversando con Belvar, dijo:
“Nunca debe permitir que Daniel Steiner se convierta en su enemigo.”
Hartmann se inclinó mientras ofrecía este consejo sincero a Selvia.
Y mientras lo hacía, sudaba frío preso de cierto temor.
Si.
Si realmente Daniel Steiner hubiera estado del lado del príncipe en lugar de la princesa.
‘Quien hubiera bebido el veneno de Daniel hoy…’
Podría haber sido el propio Hartmann en lugar de Belvar.
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